Nunca salgo de casa
Un texto en el que recomiendo cosas de vampiros, dibujitos y comparto una traducción
Lado A: hikikomori
Me obsesionan los vampiros. En algún momento escribí un blog sobre cómo Goethe era un vampiro. Se llamaba Goethe Vampiro. También me gusta hacer ruido con las alas de los murciélagos. Seguro es porque soy una friki. Frikikomori. Hikikomori se les dice en Nippon a las personas que no salen de su casa. Hay un texto de Ellen Kennedy y Tao Lin que se llama así (hay una editorial que lo tradujo al español, pero no me acuerdo cuál).
Hace poco leí Hikikomori.
Ya no quiero ver el sol entrando por la ventana.
No puedo respirar, el aire está muy pesado.
¿Cuál es el índice de humedad?
Cienporciento.
No lo leí completo pero más o menos me hice una idea de cómo iba. No sé si es necesario leerlo completo.
No tengo muchas ganas de salir. No me baño hace como tres meses. Estoy tirada en el piso abajo del escritorio, hecha un bollito, con la cabeza contra el piso frío. Miro por la ventana, porque no la cerré.
Me arrastro hasta la ventana, me cuelgo de la mesa, me incorporo y miro para afuera, ahora de más cerca.
Veo la ropa interior limpia de los vecinos tendida en un costado del patio, abajo, el horno de barro estallado de leña al lado de la pileta. Desde acá creo que podría tirarme y caer justo en el agua verdosa. Mi cabeza está apoyada contra el vidrio.
Veo uno, dos, tres tilos.
El olor no llega hasta acá.
Acá solamente hay olor a basura.
Se escucha el ruido insoportable de los aires acondicionados de las casas contiguas y del depósito que está al lado de la casa de al lado. Siento el calor de la sangre chorreándome desde la nuca.
Está nublado ahora, así que busco el pronóstico para ver si va a llover, para saber si puedo evitar inventar una excusa. Está esperando que le conteste el mensaje. ¿Para qué le dije que sí? ¿Por qué no puedo decir que no?
La sangre sigue chorreando.
Agarro una toalla blanca de la pila de ropa sucia encima de la mesa y me la apoyo apretando bien contra la cabeza. La tela está mojada y un poco pegajosa, tanto que casi no absorbe la sangre.
Me hice unos guantes con unas medias que se me habían roto. Así es más fácil limpiarme la lastimadura.
Cuando dije-- no. Cuando escribí que no había cerrado la ventana quise decir-- por ahí entendiste mal. No había cerrado la persiana. El vidrio estaba cerrado, para que no entre la brisa. En algún momento se creía que el aire de la noche podía ser malicioso para la salud. Puede ser que sea todo el aire: es nocivo el aire, te oxida, como si fuera ácido, corrosivo, abrasivo. Puede ser una conspiración de las plantas para matarnos; co-respiración, un complot entre los tres tilos que me quieren matar.
Como en esa película de las plantas asesinas. The Happening: un profesor de ciencias, su esposa y una niña luchan por sobrevivir a una plaga que hace que los contagiados se suiciden.
Los vecinos deben estar muertos. Siempre hay ropa limpia colgada afuera. Quien no ensucia no vive.
¿Cómo me lastimé?
Ya no sé qué es sangre y qué es mugre.
Desbloquea el celular el serpenteo de la huella marrón de mi pulgar que traza una línea rota en la pantalla; zigzag. El coagulado dibujo no me deja ver los mensajes.
Ya es bastante tarde. Debería ir saliendo o decirle mandarle un mensaje escribirle hablarle decirle que no llego, que mejor hoy no. Miro el picaporte manchado con sangre ¿cómo me lastimé?
Me olvidé de regar las plantas este verano. No me bañé pero tampoco regué y las plantas se murieron y los tilos quieren venganza. Las naranjas de los naranjos también son venenosas, están solamente de adorno. Seguramente de adentro también les salga sangre. Tengo la cabeza roja como un tomate. Me suena el celular. Enseguida se queda sin batería. Seguro me odia; la puedo ver desde la ventana. Espero que ella no me pueda ver. La veo. Está muy cerca del segundo tilo
Hay algo de ser hikikomori que me remite al vampirismo.
Como en la serie de Netflix de Van Helsing, en la que los vampiros ya no pueden salir casi a ningún lado; hay un repliegue hogareño del vampirismo, un encierro de los vampiros en drug holes, aguantaderos llenos de fisuras. Hasta que la erupción de un volcán en Estados Unidos produce un efecto conocido como invierno volcánico, en el que las cenizas cubren la atmósfera y generan un entorno nocturno helado eterno (o bueno, muy largo). Yo me aburrí de esa serie. Pero todo lo relacionado a los inviernos volcánicos (y bueno, al frostpunk) me parece excelente. Como Atrapados en el hielo, de Dean Koontz (la idea, la escritura que sé yo).
La mejor serie de vampiros que vi hasta el momento, que casualmente es la mejor obra de Mike Flanagan en mi opinión, es Misa de Medianoche. Está en Netflix pero la podés torrentear desde acá (bueno también dejo un tutorial para torrentear [1, 2] porque es una de las mejores cosas de internet, aunque ahora con la inminente caída de subdivx no sé qué mierda vamos a hacer para encontrar subtítulos). Decir que es de vampiros es un poco un spoiler porque no te das cuenta al principio. Yo esperaba que fuera como las otras series de Flanagan, las de Haunting, que son sobre fantasmas. Fantasmas también hikikomoris, que no pueden salir de las casas embrujadas más que en las mentes perturbadas de les protas. En Midnight Mass o Misa de Medianoche los vampiros son un poco hikikomoris no solamente porque les hace mal el sol, sino porque están encerrados en la religión cristiana. Hay un fla interesante entre el encierro de los vampiros para escapar del sol, la necesidad de pedir permiso para entrar a las casas y la anunciación bíblica de los ángeles.
Pero no te cuento más.
Mirala. La recomiendo.
Voy a aprovechar mientras mirás esa serie para no salir de casa, gracias.
Lado B: solamente miro dibujitos
Siempre me gustaron los dibujitos.
Hace un tiempo me obsesioné con los dibujitos.
Puede que todavía esté.
Ahora que nunca salgo de casa estoy más obsesionada.
Como con la serie de El Zorro, que no es un dibujito pero si no lo pasan en un horario de dibujitos se siente raro.
Igual no tengo tele.
Mientras me obsesionaba mirándolos también me obsesionaba buscando cosas para leer sobre dibujitos. Porque si la vamos a hacer… Cuestión que ahora no estoy tan obsesionada, pero por esas cosas tengo un montón de textos sobre animación que reuní en una carpeta de Mega, y que tal vez te sirvan. Y acá viene la mejor: encontré una línea de tiempo interactiva super linda sobre la animación latinoamericana que arranca en Argentina (porque los dibujitos los inventó un argentino, como dice una canción de La Bersuit). Bueno en realidad no es tan así; el primer largometraje de animación fue hecho en 1917 por Quirino Cristiani, italiano naturalizado argentino. Se llamaba El apóstol. No, no voy a escribir nada sobre el subtexto cristiano porque ya es mucho creo. Era una sátira política, como toda la caricatura.
Bee y Puppycat es un dibujito lleno de hikikomoris.
Me gusta porque está lleno de colores lindos pasteles brillantes hermosos.
Pero me identifico más con Over The Garden Wall.
Me siento en frente de la computadora, suenan canciones oscuras. Vampirismo inverso: ¿y si los microbios no existieran? Alguien me contó que alrededor del siglo XVII los microbios no existían, nadie los conocía (o sea, no existían a nivel conceptual, ¿no? tampoco hay que literalizar el kōan del árbol que cae en el bosque). En cambio había miasmas, o sea la gente pensaba que había miasmas, vapores mortales producidos por la putrefacción de la sangre fermentándose.
Me siento en frente de la computadora y no escucho el árbol. La ventana está cerrada porque sino entran los vapores tóxicos de la noche.
Así sobreviven los vampiros.
Bonus Track: Final
Traducción de The End of Prophecy. De Franco Berardi y Andrew Alexander. Publicado originalmente en e-flux.